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El Gran Barril, los halagos del marisco
Una marisquería de los nuevos tiempos
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Hace décadas el pescado y el marisco escaseaban
en la capital, quizás por aquellos años de post guerra y de austeridades
marineras el marisco se ha convertido en un símbolo de opulencia, halago y
buenas intenciones. No hay lugar del mundo donde se dé tanto protagonismo a las
delicias del mar como en este país, por eso el restaurante El Gran
Barril se impone como una especie de joyería. Una amplio
muestrario de marisco fresco donde escoger es el protagonista
indiscutible del restaurante: gambas de Huelva, de Alicante, cigalas, langostino
de San Lúcar, camarón de la ría, nécoras, centollos, langostas mallorquinas,
bogavantes gallegos, percebes de Cedeira o almeja de Cambados. Sin embargo, el
Gran Barril no se muestra como la típica marisquería de aires tradicionales, y
por qué no decirlo, un poco rancios, que se encuentran en otros locales del
mismo estilo. Aquí quedan lejos los nudos marineros y los ojos de buey, la
decoración del local es adecuada a los nuevos tiempos,
moderna, vanguardista y con estilo, donde se mezclan las
grandes cristaleras con elementos de acero con aire minimalista.
Varios ambientes
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